sábado, julio 29, 2006

Las habichuelas mágicas

Hoy salí a comprarme ropa y como no encontré nada de lo que quería, me compre un mouse nuevo. No sé por qué no me fijé bien, pero prende luces de todos los colores que van cambiando en segundos. No hay vez que lo mire ( y eso que casi no puedo sacarle los ojos de encima) que no piense que se posó en mi escritorio un plato volador reducido que en algún momento va a crecer a su tamaño real, inundando la habitación.
Aunque a veces, sólo a veces me recuerda los parques de diversiones de mi infancia, que no eran como los de ahora. El plato fuerte siempre era la vuelta al mundo. Y el delirante los espejos que deformaban. Lo más terrorífico, por supuesto, el tren fantasma.
Y ahora que lo miro bien, el mouse me hace pensar también en esos carteles de neón que uno ve entre sueños en un viaje nocturno por tierra. Y ese verde fosforescente....
¿Cómo puede ser que sólo cuesten 25 pesos los mouses mágicos?

miércoles, julio 26, 2006

Elogio del hielo

Cuando miro hielo o simplemente pienso en esa palabra se me hace agua la boca. Entonces me vienen a la cabeza los adjetivos más frios, helados y celestes.
Hielo.
Me como un carámbano gigante rescatado del techo que me duerme la lengua e inevitablemente me acuerdo de esos pirulines de colores envueltos en celofán transparente que un señor gordo vendía a la salida de mi colegio en La Plata.
Hielo.
Me fascinan esas mañanas en que todo está congelado y yo me siento esa mujer de hielo de un viejísimo cuento de la infancia.
Espero no derretirme nunca.

martes, julio 25, 2006

Un viejo amor

Hoy hubo sol y me dieron nostalgias.
Entonces hice lo que tengo absolutamente prohibido hacer, por mí, por mis amigas y por un par de personas más.
Pero no se preocupen, igual nadie contestó.
Y, como siempre que esto sucede, las nostalgias llegaron hasta el cielo.
De allí mismo mañana caerán en picada.
Quien sabe hasta cuándo.

jueves, julio 20, 2006

No te mueras sin decirme a dónde vas

Este blog está muy alicaído.
Necesita una inyección de primavera, un cambio de nombre o un nuevo dueño.
Unas gotas de licor de frambuesas, dos cucharadas de nuevas ideas, algo de introspección, un puñado de humor, una bolsa gigante de imaginación, un ramo de la locura de Thirthe, la ironía de MH, los encantos, habilidades y constancias de los dueños de los blogs que siempre leo, la visita de Ale del Sur, de mi prima Patus y de tantos.
Pero en el fondo, creo que murió su inspirador.
Habrá que buscar otra musa, un poco más despierta y comunicativa.
Que sepa leer.