sábado, julio 29, 2006

Las habichuelas mágicas

Hoy salí a comprarme ropa y como no encontré nada de lo que quería, me compre un mouse nuevo. No sé por qué no me fijé bien, pero prende luces de todos los colores que van cambiando en segundos. No hay vez que lo mire ( y eso que casi no puedo sacarle los ojos de encima) que no piense que se posó en mi escritorio un plato volador reducido que en algún momento va a crecer a su tamaño real, inundando la habitación.
Aunque a veces, sólo a veces me recuerda los parques de diversiones de mi infancia, que no eran como los de ahora. El plato fuerte siempre era la vuelta al mundo. Y el delirante los espejos que deformaban. Lo más terrorífico, por supuesto, el tren fantasma.
Y ahora que lo miro bien, el mouse me hace pensar también en esos carteles de neón que uno ve entre sueños en un viaje nocturno por tierra. Y ese verde fosforescente....
¿Cómo puede ser que sólo cuesten 25 pesos los mouses mágicos?

4 comentarios:

Huevo dijo...

¿Veinticinco pesos? Uuuuuuuu!!!
Ojo que no la curren...

...la "magia" no tiene precio.

Es... gratis!

Regards.

Patus dijo...

No entiendo, de chica ¿no tuviste juguetes o tuviste demasiados?...
Fuera de broma, me encanta que te encante jugar.

Anónimo dijo...

Se la ve feliz "saltando con la camisa en llamas de estrella en estrella".
El privilegio de ver donde otros no ven nada, viene con el lastre de "morir de muerte lejana".
Son nuestros personajes que nos tironean hacia arriba y hacia abajo.
Fije el rumbo, pero acuérdese que siempre va a llegar bordejeando.
El viento en popa, es solo para los cuentos.

thirthe dijo...

ir a por ropa y volver con un mouse mágico no pasa todos los días, o sí? yo nunca suelo encontrar lo que quiero cuando voy de compras, o sea que cualquier día...