Intento pasar debajo de los fuertes vientos de primavera para arrancar los yuyos del jardín. Lo que más me gusta es encontrar el centro de las plantas de achicorias, porque son como estrellas, iguales, iguales. Con mi cuchillo mágico, de serrucho gastado, las levanto del centro y las hago volar, hasta que tengo una parva y las encierro en una bolsa. A veces me da lástima, porque si las dejo crecer, una mañana me sorprenden con sus flores amarillas, pero son tan narcisistas que no dejan asomar a las otras flores.
No sé que hay en la tierra, pero en mis épocas más tristes saco de allí mi energía. Y no me puedo separar, trabajo y trabajo hasta que mi cuerpo está agotado.
Entonces entro, me baño, vuelvo a mis libros y a mis escritos, con ese cansancio diferente y la mente tan fresca.
domingo, octubre 09, 2005
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6 comentarios:
Venimos de la tierra,
ella nos alimenta y cobija,
y en ella se apagara
nuestro último suspiro,
para volver a empezar.
Como puede no ser mágica?
Hace falta un retorno a las raíces. Sí que sí.
Me pareció haberla visto a mi derecha en un semáforo, no hace mucho.
Me pareció también verla en preparativos de tierra, con la popa hacia el norte.
Cuídese.
también me da fuerza la tierra. Me gusta hundir las manos en ella directamente para plantar o arrancar una planta. Te entiendo cuando dices que es un cansancio diferente...
besos. y buena primavera.
El poder de la tierra sobre nosotros es increible. ¿En serio Ale del Sur? No me dí cuenta para nada, de aquí en más en los semáforos prestaré más atención. Thirthe me imagino que allá la tierra tiene un sabor más dulce.
Hay algo mejor que la playa en invierno??
Hundir los pies en la arena fría...
no sé.
tiene algo de resurrección.
Besos alicia
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