Algo muy extraño se percibía en el aire.
Ya se había sentido durante la noche, por lo que algunos en findelmundo no pudimos dormir de corrido. Apenas abrí la puerta creí que entraba en una dimensión desconocida. La calle se veía diferente, desacostumbrada, con esos vapores que fluían desde la tierra. La poca gente con la que me encontré estaba tan confundida como yo.
La vecina, que había salido a sacar el perro, me miró asustada, clavando los ojos oscuros en los míos, no menos sorprendidos, como preguntando y ahora qué: ¿terremotos, ciclones, maremotos, rayos, auroras boreales, maldiciones, mal olor? Busqué mi lista de actividad diaria y me dediqué a tachar lo que no era muy obligatorio y un poco de lo obligatorio también.
Cancelé citas, saludos y recuerdos.
También comencé a buscar una valija que aún no desarmé de las vacaciones pasadas, tratando de hallar algo que me entrase (recuerden que no fumo más). Dejé el café a medio tomar, ya que me hervían los pensamientos y puse la heladera a hacer cubitos. Pensé con tristeza en la última adquisición turística de findelmundo: un enorme castor afelpado que se pasea por la arteria principal con su cola como pala, sacándose fotos con los viajeros y coleccionando dólares y euros. Por último, la curiosidad me llevó al termómetro que hay en la cocina.
¡14,8 º a las siete de la mañana !
Sin pensarlo dos veces volví a salir, esta vez para sacarle al castor su última foto. Recorrí cinco veces su hábitat, es decir la avenida San Martín, entré a un montón de negocios, pregunté por él en las oficinas de Turismo municipal, hasta intenté en el hospital y la veterinaria, por las dudas. Mi búsqueda fue en vano.
Hay cosas que duran tan poco en findelmundo...
jueves, noviembre 18, 2004
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3 comentarios:
Establecer relaciones a través de la red nos hace olvidar que no compartimos los mismos espacios. Por mucho que tu blog se llame Ushuaia, se me hace raro pensar que al abrir la puerta de tu casa te encuentres con un dia primaveral.
(no hablo de temperaturas que esas ya me enloquecen...)
Y el castor, es normal ver castores por la calle??
Muchos besos
el castor se había ido a la playita
No, Tirthe, no es normal ver castores por la calle ni tampoco pingüinos, salvo unos jovenzuelos disfrazados que hacen las delicias de los viajeros. A mí me provocan un que se yo, como si fuesen animales de verdad bailando en un circo. En cuanto a este castor de mentiritas Manuel H , hace dos días que lo busco para conseguir una foto para el blog y no lo encuentro....y ahora que lo decís...¿cómo no se me ocurrió buscar en la playa????? Y ya que estoy les cuento que ese día tuvimos 21 grados y que luego cayó una lluvia con relámpagos y truenos, los que como ya se sabe, en razón de la latitud o vaya a saber qué cuestiones que ahora no recuerdo, acá son casi, casi inexistentes.
Besos calurosos (que vuelva el frio).
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