Fui al médico porque sentía la cabeza tan llena que tuve miedo de que no me entrase nada más: ni un dato, una cifra, un nombre, un recuerdo.
Los ruidos cotidianos me sonaban como ciudades enteras ardiendo. Las cosas para hacer llenaban una interminable lista.
Me ahogaba.
Stress fue la sentencia.
Me dí cuenta después que volví del campo donde pasé la Navidad y dos días muy tranquilos. Findelmundo se parece cada vez más a una gran urbe, no por el tamaño, sino porque empieza a sufrir los problemas de las grandes ciudades. La gente está alterada: fin de año, las fiestas, terminar el trabajo, las vacaciones, los balances, las despedidas, prepararse para salir de la isla, que no es lo mismo que salir de cualquier otro lugar, los conflictos, lo no resuelto, lo dicho y no hecho... Para curarme estoy tratando de tomar distancia de mí. Como si no fuera yo. Hago limpiezas generales, regalo lo que no se usa, ordeno, corto el pasto, mi cuerpo se cansa para que mi mente repose, pienso poco, observo, toco, huelo, respiro, leo libros muy bien escogidos, huyo de los pesados, las discusiones, el pasado y el futuro, camino como si pisara nubes, no me involucro en nada, dejo congelados por un tiempo los planes, busco la soledad y el silencio, duermo con la ventana abierta, tomo vasos de leche tibia.
A veces viene bien.
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jueves, diciembre 30, 2004
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2 comentarios:
la gente se altera en estas fechas, no sólo en findelmundo, sino en cualquier parte. Y quién no se altera, lo hace por no hacerlo.
besosssssssss
sé feliz, también en el 6, en el 7, en el 8....
Cuuidate mucho. Y lo que dices me suena, a qué será?
besos y buen año 2005
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