miércoles, diciembre 01, 2004

Bucólica



El domingo primera salida al campo de la temporada.
La lluvia torrencial no nos amedrentó, tampoco el paso Garibaldi ( donde se halla el más popular de los precipicios que tenemos cerca ) envuelto en bruma como tiene por costumbre.
Hace dos años que no tengo carnet de conducir.
Supongo que se tratará de una rebeldía o algo así.
Y no es que disfrute de la circunstancia, muy por el contrario, la sufro todo el tiempo.
Unos doscientos metros antes de los sitios donde policías o gendarmes suelen hacer operativos de tránsito, el padre de una amiga, 78 años, hace poco operado de la rodilla, se pasaba a mi auto y conducía hasta unos metros más allá de pasado el peligro, con el trabajo que ello le causaba, para colmo sabiendo yo que todo era era un poco inútil pues los controles van variando de lugar y pueden aparecer en cualquier curva.
A la orilla del lago salió el sol, juntamos los juncos que usaban los yámanas para tejer sus canastos y también los palos lavados que trae el agua con la tormenta. Los chicos se metieron en el Fagnano, pescaron nada más que galletas de tansa, yo encontré dos nuevas especímenes para mi colección 2004-2005 "piedras con forma de corazón", tomamos café hecho en cocina a leña con tostadas idem y el dulce de ruibarbo y a falta de nada mejor para hacer nos dedicamos a observar a todo los que pasaban por la cabaña de mi ayudante de manejo, a saber:

. como 100 vacas y toros, que iban a otro campo, arreados por un hombre a caballo
. un toro de vuelta, con añoranza
. dos vacas retrasadas, un poco gordas (hermanas en desgracia, ¿ no conocen alguna dieta para los que dejamos el cigarrillo?)
. un carancho presumido que nos caminaba por enfrente, de un lado a otro
. un zorro gris envolviéndonos en círculos para buscar comida, que nos terminó por aburrir y que muy aburrido él también, entró en la cabaña, sin que nadie le diese ni la hora
. tres golondrinas muy alegres
. una gaviota cocinera que volaba bajito
. un pescador con intenciones de mirar si había pique en el lago, del cual hablamos un poco más por ser el único humano que tuvimos cerca.

Al regreso la misma historia de los cambios de conductor, pero sin lluvia, con mucha tierra volando sobre nosotros. Al llegar a la ciudad, un policía en el puesto, preparado para hacernos detener la marcha.
Yo grité, asustada por el uniforme.
El chofer se puso nervioso, el auto comenzó a corcovear, las ruedas mordieron el ripio de la banquina y totalmente confundido don A., con su campera verde y el sombrero de paño, al estilo vaquero, apretó el acelerador y huimos,
huimos ante la mirada atónita del joven de azul que se rascó la cabeza y se quedó mirándonos sin atinar a nada...
Yo me sentí como una de esas heroínas de las películas, casi casi como Bonnie Parker, valiente, arriesgada, capaz de todo, con el pelo al viento y la cartera repletas de balas (bueno, esto creo que no es del film, sólo es invento mío). Y mientras continuábamos huyendo entre las familias ejemplares que también regresaban de un día de campo, observando de reojo a Clide, me puse a pensar
¿Por qué la culpa será tan contagiosa?

11 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Seguro que tras aquellas golondrinas alegres no planeaba un albatros? Será que el cielo andaba pintándose de blanco cegador, como a veces luce sobre la Tierra del Fuego, como si fuese el humo de las fogatas de los ona.

pd: Ella no es ciega ni sorda ni nada de eso, sólo es que aún no se ha cruzado conmigo, porque quien lo hizo no es que fuera ciega, es que no era Ella (o con eso me consuelo). Pero Gracias ;-)

Sergi

(http://blogs.ya.com/alasdealbatros)

Huevo dijo...

Esa salida de campo me recuerda la vida que llevé durante ¡diecisiete años!.
Sin escapada a los de azul, pero con anécdotas que bien se podrían comparar y que -supongo- algún día me decidiré a publicar.
Por lo pronto, me alegro de haber encontrado tu blog, para leerlo y sonreir con tus ocurrencias y no tanto.

¡Ja! la tipa sin registro y escapando de la autoridad!

La culpa y muchas otras sensaciones supongo que serán contagiosas por la "identificación".

Cuídese.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

¿Cómo es eso de poder sonreir con mis ocurrencias y NO TANTO?

thirthe dijo...

Completamente cierto, de aquí en adelante cada vez que vea una vaca pensaré "le monde c'est une vache"!
Vacas aquí y vacas al otro lado del océano pastando tranquilas o apretando una carrera. Hace tiempo un amigo estaba empeñado en que las vacas eran realmente elegantes con su parsimonia (creo que ya no piensa lo mismo, los años...).
Bueno, en lo demás, la salida al campo casi se convierte en escapada. Emocinante.

Fue así como acabaron los ruibarbos de la olla??

besos

Huevo dijo...

Uuuuuupa!
Sonreir cuando lo suyo es para sonreir...
Y "no tanto" cuando con una sonrisa además se piensa sobre lo que ha escrito más allá de las palabras.

Sonreí con los ruibarbos y no tanto cuando imagino que se han comido todo el dulce...

Espero que no te haya golpeado la puerta los de azul.

Cuídese.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Sergei, es que Ella

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Sergei, es que Ella va variando con los años y las necesidades, es decir que no tiene por qué ser siempre la misma, y esto creo que lo leí en tu blog. La Ella de hace tiempo fue la Ella aunque ya no lo sea, la Ella de mañana lo será mientras lo sea y creo que ya sabés que estas cosas no tienen nada de eternas, aunque a uno le gustaría. En cuanto a los albatros no, no había ninguno, son aves tan majestuosas que el día que uno pase sobre mi cabeza caeré desmayada de la emoción.
Hermosa tu vaca, Muralla, para enamorarse.
Thirte, qué bien suena todo en francés.
Ale del Sur, no nos comimos todo el dulce.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Ah, me olvidaba Ale del sur, una duda que tengo
¿Usted sabe quién soy?

Huevo dijo...

Espero que no tenga sólo una duda.
No, no sé quien sos...
Según algún profile usted es malvinense.
Según alguna foto de banderas, hemos compartido lugares.
Según algunas otras mora en las cercanías de Volver.
Los castores que usted ha visto hace poco son de verdad y no de los hermanos Lapa, que son los que yo he visto recién...
Tiene una camioneta majestuosa y de principio de siglo...
Mmmmmm...
...no sé quien sos...
Vos parece que sí sabés quien soy yo.

Cuídese que refrescó.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Ah, me quedo más tranquila.
Los castores no los ví yo sino un vecino que pasaba por allí en el momento adecuado, a años luz de nuestro barrio. No sé quiénes son los hermanos Lapa y ni idea de esa camioneta de principios de siglo.
Yo sé quién es usted de lejos, o sea que si me lo encuentro de cerca es obvio que lo desconoceré.
¿Ya lo habré desconocido? Si es así, mis disculpas.

Huevo dijo...

Desconozco si me ha desconocido pues, insisto, ni de lejos la conozco.
Los hermanos Lapa son las "tripas" del pingüino y del castor que merodean la San Martín. One picture, one dolar.
La camioneta de principio de siglo es una que ha salido fotografiada en parte en algún día escarchoso y que habita en su blog.

Ahora: ¿por qué se queda más tranquila?

Por último, si me ha desconocido lamento no haberme dado cuenta para poder aceptar sus disculpas así que... discúlpeme usted.