sábado, septiembre 04, 2004

Goodbye, welcome

Están guarecidos en el interior del camarote, sentados sobre las camas, con la mirada expectante. Por el ojo de buey controlan los animados movimientos del puerto de Buenos Aires. El "Bahía Thetis" se prepara para comenzar su último viaje; luego será vendido como rezago, aunque ellos lo ignoran aún, como también ignoran lo qué se siente cuando no existen puntos de referencia. Por las dudas tienen las manos firmemente asidas de los caños de las literas. El barco se esfuerza en el primer movimiento, lento, pesado, mientras su saludo de despedida los distrae y hace menos cruenta la transición entre sólido y líquido, aunque el sonido de los motores ya no cesará. Poco a poco estos pasajeros comienzan a animarse a los corredores, el comedor, la cubierta. Los mayores se reúnen a beber tragos con nombres caribeños. Los críos forman una disparatada tribu de entre cuatro y 16 años que corretea todo el día de allá para acá, ignorando a la perfección que un poco más abajo se desatan los abismos. Juegan a las cartas, los dados, la sopa de letras, se buscan desde temprano entre el ruido de las tazas amarillentas y cachadas que exhiben ya sin orgullo el logo del barco con el ancla pintada de azul y el olor a café recién molido.
A ella le cuesta dormirse. Varias veces durante la noche se incorpora para verificar que el agua que se ve por la pequeña ventana no haya sobrepasado la mitad de la misma, que el ruido de los motores siga teniendo la misma intensidad. También cuenta las horas que faltan para el desayuno. Juega mucho con J. que le enseña juegos nuevos y parece obviar que ella está siempre con las mejillas a punto de estallar y que apenas habla. La noche en que coinciden sin querer en la cubierta, aunque sea a un metro y medio de distancia, ella siente ganas de que el barco no pueda encontrar la ruta y quedé allí, deambulando confundido, por los años y los años. Sin embargo, a la madrugada siguiente despiertan a todos los chicos para que no se pierdan el pasaje por el bravo Le Maire, que separa la Tierra del Fuego de la isla de los Estados. La tripulación comenta que es el mejor viaje del año, que el mar parece un tierno lago, que es de no creer. Horas después arriban a una inmensa bahía rodeada de montañas, en la que sobresale un caserío multicolor. Es 24 de diciembre y caen algunos copos de nieve. Ella se esconde para llorar, ya que Findelmundo no es como se veía en sus sueños. Nadie le dice que hasta una estancia en el paraíso requiere de un duro período de acostumbramiento. Ese año había cumplido los doce.

7 comentarios:

manuel_h dijo...

A mí me cambiaron de casa, de pueblo, y de amigos a los siete años. Eran sólo 400 kilómetros más al norte, pero era otra vida. Era la primera vez que subía a un tren, y no me acuerdo de nada. Terminamos el viaje en coche y de esa parte me acuerdo de una carretera que subía y bajaba contínuamente (he pasado cientos de veces después por ella y se ha vuelto llana). Al final, una ciudad nueva, de noche, lloviendo, más fábricas que casas. Y una casa nueva con grifos de los que salía agua. Eso me encantaba porque en el pueblo todavía (año 1964) no había agua corriente en las casas. Tenía siete años y no me enteraba de nada. Así podía ser feliz.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

no sé por qué esto de recordar y recordar lo tan lejano, creo que vos lo inauguraste, a veces me gusta y otras no, a veces quiero y otras no, porque todos dicen que es mejor aprovechar el presente

Anónimo dijo...

he sentido mucha curiosidad por ti al ver que también buscas -con la música- sostener la melancolía... llego desde lo de manuel (mi maestro) y me encuentro esta maravilla... te comprendo, a mi me pasa lo mismo con la melancolía y con el pasado...
besos con sal

mad
http://sociedad_pajaril_la_aurora.blogs.com/la_aurora/

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Epa...cuántos nuevos visitantes...eso gracias a Manuel que me abrió las puertas de la Madre Patria...ya estoy yendo de visita a tu casa....

Quito dijo...

Lo hermoso de todo esto es poder alcanzar algo de vos a través de tus escritos.

Estoy algo conmovido, sinceramente. Creo que hasta me gustaría abrazarte.

Es una lástima que estés a través del espejo.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Estoy muucho, pero mucho más que a través del espejo, pero así y todo siento que percibís más de lo que escrtibo. Gracias.

thirthe dijo...

Qué bonito recuerdas, Alicia! Y lo mejor es que detrás del espejo de palabras no hay ningún personaje inventado, que estás tú.
Besos desde este lado del espejo