martes, agosto 17, 2004

Geometría

Un día comencé a descubrirlos en casi todas las fotos urbanas de Findelmundoo. Me causaron la misma impresión que una familia de moscas gordas agonizando adentro de una taza de té de grosellas, mi preferido. Con el tiempo me fui acostumbrando a que se entrometieran y me cambiaran los esquemas. No voy a decir que no me costó, porque sí, no fue fácil, del mismo modo que no lo es tratar de encontrarle el perfil bueno a los enemigos. En una época se me dio por tenerlos en cuenta un instante antes de apretar el disparador y, aún peor, en ocasiones se convirtieron en el único motivo que me inspiraba para fotografiar. Porque ellos pueden convertir la geometría, tan aburrida, en el mejor de los tesoros. A veces se extienden de un modo extravagante, como al compás de los saltos de un ángel devenido en demonio por propia voluntad o construyen una infinita telaraña que une por lo alto lo que no se lleva bien por abajo. Siempre, siempre me guardan un regalo: media bandada de pájaros, una porción de tejas rojas, tres letras de un cartel de neón o simplemente cincuenta centímetros de cielo. Ahora ya me tranquilicé un poco, sólo un poco, porque en vez de preguntar cómo me salieron las fotos siempre digo, con todas las ganas...¡Pero qué lindos que quedaron los cables!
¿Y vos por qué no me lees?



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Foi bom chegar ao fim do mundo, nem que fosse para ver esta foto. :-)

mago
http://enigma.weblog.com.pt/

Anónimo dijo...

Foi bom chegar ao fim do mundo, nem que fosse para ver esta foto :-)

mago
http://enigma.weblog.com.pt/

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Pra mago:

Hay muchas fotos en el fin del mundo, sólo hay que saber mirar hasta pulverizarse los ojos o resolver los enigmas....