lunes, agosto 23, 2004

Mi vecina enloqueció y la culpa es mía



Ya hablé de ella en los posts que tuve que borrar. Así que para los que no los leyeron voy a decir que no es cualquier vecina. Por empezar es una de las pocas personas que conozco que nació en Findelmundo. Nadie la trajo hasta acá, bueno sí, pero digamos que no vino desde otro lugar. Y eso se nota. El haber nacido aquí para algunos es un estigma, para otros, como ella, el mejor de los encantos. Se dedica a copiar el mundo real. Hace objetos de mentira. Y junta cosas viejas que transforma en lo que se le ocurre o en lo que necesita porque también tiene la suerte de trabajar de eso. De ella aprendió mi mirada a amar los colores del óxido y de la madera envejecida, a inspeccionar con disimulo la basura que la gente deja afuera, a encontrar las cosas que ando buscando. Pero como la amistad es un ida y vuelta, culpa mía ella se volvió loca. Nunca pude convencerla de que se acercara a la computadora: odia chatear, porque dice que todos mienten, tampoco le interesó el Photoshop ni el Corel y a la web se ha acercado muy poco. Hasta que le hablé tanto de los blogs, seguramente como una enloquecida, vamos, que yo me conozco bien y le recomendé un par que no podía dejar de leer, que decidió probar. Al principio le costaba un poco entrar, llegaba a los sitios pero desde los comments y se quedaba empantanada. Ahora que ya se hizo práctica quiere leer más y más y más. Encuentra afinidades, gente como ella, a la que le quitan el sueño las mismas cosas. Dice que los blogs sí le gustan porque son sinceros. Bueno, ella cree esto porque me ve a mí luchar contra el mío, porque sabe que quiero escribir sobre algo y escribo sobre otro tema. Que quiero tener un blog alegre y la melancolía se nota. Tiene razón, es muy difícil mantener un personaje día tras día y no decaer. Yo también supongo que la mayor parte de los blogs son sinceros, aunque a veces son sólo juegos y eso también es parte de uno. Amo los blogs porque como todos saben ya han muerto los grandes relatos. Sólo quedamos nosotros, con nuestras pequeñas historias cotidianas, con el vivir de todos los días, compartiendo la alegría, la tristeza, la esperanza, las ganas de tantas cosas, ¿no?
¿Y vos por que no me lees?

9 comentarios:

thirthe dijo...

Buendia, Alicia, es precioso lo que escribes. Además, como tú dices, es agradable encontrar afinidades entre nosotros.
Besos

manuel_h dijo...

Hay quién intenta hacer un blog melancólico y hasta triste y le sale risueño porque se engaña.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Yo no me engaño, sólo quiero estar alegre y eso requiere un trabajo. Muy linda mi foto en tu blog y todas las visitas de por allá que me llegaron gracias a eso.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Yo no me engaño, sólo quiero estar alegre y eso requiere un trabajo. Muy linda mi foto en tu blog y todas las visitas de por allá que me llegaron gracias a eso.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Hola thirthe, por una de esas casualidades hace un par de días estuve en tu página. No recuerdo de qué manera llegué hasta allá. Y también me gustó. Cada vez tengo más y más para leer. Qué bueno.

manuel_h dijo...

Me alegro de que te parezca bien. Me gusta tu blog, por eso lo hice. un beso.

Quito dijo...

Hola!

En lo personal, hace muy poco que descubrí el "bloguisferio". Me sorprendió la cantidad de blogs que se suman por día, y de argentinos (lo fui siguiendo desde weblogs.com.ar). Nuestra gente encuentra en todo esto un erspacio acorde a sus corazones: el que quiere joder con sus amigotes, puede hacerlo, el que quiere expresar sus sentimientos, puede hacerlo, etc. Más allá de la sinceridad o no, es fantástico ver que hay alguien q se toma el tiempo de abrirse un sitio y postear, pues se trata -en rigor- de un intento en pro de un Otro. Se trata de los demás. De nosotros. De todos potencialmente interconectados, y quizás algún día, juntos.

Como siempre, maravilloso tu blog.
Q.

Alicia A Traves del Espejo dijo...

Quito me encanta lo que escribiste.

Angelus dijo...

Yo no te leía porque no sabía. Ahora sé, te leo. ¿tamos?